El Reverendo Warnock considera que en la Tierra de la Libertad, es un escándalo y una cicatriz en el alma de América, ser el país del mundo con la más alta tasa de reclusos. La población carcelaria de los Estados Unidos se nutre de un sistema que criminaliza la pobreza, pone en peligro a los ciudadanos más vulnerables y encarcela gente de color a unos niveles desproporcionados. Solamente, viviendo fieles a las promesas americanas de libertad para todos e igualdad de protección bajo los preceptos de la ley, podrá nuestra nación comenzar a sanar.

El Reverendo Warnock también piensa que es moralmente incorrecto y un retroceso económico cerrar las puertas de reinserción social a los expresidiarios. Él entiende que los arrestos, aún si se hacen por infracciones menores, no pueden constituirse en una barrera para quienes hayan pagado en prisión su deuda con la sociedad y pueden contribuir a sus comunidades una vez que hayan servido el tiempo de condena. En su condición de Senador, el Reverendo Warnock lucha por introducir reformas al derecho penal que son significativas para Georgia -conducir la nación hacia la justicia y alejarla de políticas dañinas, poco efectivas y costosas que han devastado a muchas familias de Georgia.

El Reverendo Warnock cree que necesitamos financiar de manera responsable a la policía al tiempo que debemos reformular, con imaginación, las relaciones entre los departamentos de policía y las comunidades a las que sirven. Para garantizar el cumplimiento del deber y generar confianza, él piensa que debemos invertir en la formación de los oficiales de policía y en construir lazos genuinos con la comunidad, en lugar de sembrar semillas de desconfianza. Para que este tipo de relación se produzca, es también muy importante que las comunidades confíen en que el sistema de justicia ha sido diseñado para apoyarlas, razón por la cual el Reverendo Warnock respalda también la designación de fiscales independientes que puedan encargarse de los casos de tiroteos en los que haya habido policías involucrados.